viernes, 18 de enero de 2013

Barrio

1.953

Los campesinos fueron desterrados y conducidos a la ciudad como ganado.
Y ya nunca sentirían otra cosa más que nostalgia, apenas vicheando cielos que no son suyos,
viviendo amontonados con gente que no es la suya, cantando canciones que no son las suyas, riendo con risa que no es la suya.
Estrechando manos que no son las de su gente, llorando penas que no son suyas, teniendo amores que no son suyos, comiendo extraño, rezando a dioses que no son sus dioses, llamados por nombres que no reconocen...
Todos ellos desterrados. 
Barrios enteros de desterrados fingiendo vidas que no son suyas.
Oír que llueve con otra lluvia; turbarse la mirada con paisajes raros, bebiendo agua que no es la suya...
Cambiar de casas que no son las suyas, hacer trabajos que no son los suyos, andar lugares sin pertenencia.
Todos desterrados, están de paso, siempre de paso, soñando volver tal vez mañana, mañana o nunca..
El tiempo falso de los relojes no cuenta el tiempo, cuenta la ausencia.
Envejecerse sin darse cuenta, morir en tierra que no es la suya, dormir en tumba que no es la suya, mezclarse a huesos desconocidos.
Al fin de cuentas, hombre sin tierra, hombre sin nombre, hombre sin hombre...
Tenerlo todo como prestado.  

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