El caracter excepcional de la producción de Xul Solar
tiene una de sus claves en su vinculación con un conjunto muy amplio de
concepciones estéticas y tradiciones de vanguardia, que exceden el formalismo
propio del ámbito francés, tradicional foco de atención para los artistas
argentinos renovadores de los años 20.
Ciertamente, el cubo-futurismo no es la
única influencia detectable en su obra, pues tendencias como el expresionismo,
el dadaísmo y los movimientos abstractos rusos conforman en su producción un
dilatado arco que intercepta a otras, desde los estilos pos-impresionistas hasta
las vueltas al orden.
En el caso de Xul, las temáticas espiritualistas del
simbolismo abrieron el camino para la incorporación del exotismo oriental, que
continúa con la inclusión de máscaras africanas, ídolos polinésicos e
iconografía mexicana.
Es posible incluir a Xul Solar (este nombre artístico data de 1.916) dentro de la nómina de Emilio Pettoruti, Norah Borges, Alfredo Guttero, Ramón Gómez Cornet y en las
de los artistas del llamado Grupo de París Butler, Badi, Bigatti, Spilinbergo, Basaldúa, Pisarro, Morera, Berni y Forner).
Esta enumeración no la agota.
Pero, por sobre todas las cosas, la obra de Xul Solar es la obra de un pensador que aspira a motivar a su pública y a empujarlo a evolucionar.
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