Homme das serpent, de 1923, cuya figura
central aparece flanqueada por serpientes que, a la manera de báculos, se
yerguen hacia el cielo y por una flecha que, como llama o falo, se erige
simétricamente, muestra una sugestiva proximidad a una escena del códice
Florentino, en la que Huitzilopochtli, con sus marcas de Dios y con Xiuhcóatl,
la serpiente de fuego, nace ya adulto de su madre, Coatlicue.
La voluta
indicadora del habla, las transparencias del cuerpo que aparecen en otros
sectores del códice y el disco solar con cinco grandes rayos, que podría
corresponderse con el escudo engalanado con cinco penachos de plumas portado por
el dios, reafirmarían esta probable vinculación.
La descripción de los atavíos e
insignias de Huitzilopochtli realizada por Sahagún, en la que se menciona el
gorro de plumas de papagayo amarillo, el escudo con un rastrillo de flechas y el
bastón de serpiente en la mano, reitera las correspondencias con la pintura de
Xul.
Sin embargo, la palabra Doma incluida en el cuadro -a la luz de otras obras
como Jefe de Dragones, también de 1923, en las cuales los personajes aparecen
ejerciendo un poder sobrenatural sobre los animales-, situaría a esta pintura en
la esfera de los magos que, según el relato de Sahagún, hacen vivir a las
serpientes para curar con ellas.
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